En Navidad, Santa Claus compró una lavadora automática y un frigorífico con la idea de regalárselos al elfo Pancho. ¡En Finlandia nada costaba un céntimo! Por fin, Adrián comprendió por qué los escaparates no tenían cristal y por qué nadie decía nada a los transeúntes que alargaban la mano.