Sin pensárselo dos veces, se pusieron todos de mi lado y empezaron también a tirar de Andrés. Me enterneció tanto ver su incondicional apoyo, como comprobar que todos traían su cuaderno y su bolígrafo. Estos detalles hicieron que les empezara a coger cariño. ¡Iba a ser un gran periódico! ¡Un periódico peleón!